domingo, 23 de marzo de 2008

Por la calle del olvido

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La inspiración musical de Los Secretos surgió originalmente del AOR norteamericano, y más concretamente del que enraizaba con los country-folk-rock (Neil Young, Jackson Browne, James Taylor...). Después, ya inmersos en plena movida madriñeña, se fueron dejando arrastrar por el power rock que dominaba la escena (con canciones como Déjame, Hoy no, Otra tarde...), al mismo tiempo que se dedicaban a cultivar un cierto espíritu baladístico (No me imagino, Cambio de planes...) lo que les valió -injustamente- el adjetivo de "babosos" (frente a las supuestas "hordas siniestras (o inquietantes)" que representaban grupos como Derribos Arias o Parálisis Permenente. En 1986, Enrique decidió volver a las raíces, al country rock más puro, al estilo Gram Parsons, Poco, Eagles o Byrds (si bien, hay que reconocer que la producción del disco "El primer cruce" se quedó en una cosa a medio camino, que no terminaba de ser ni pop-rock ni country-rock, ni spaghetti-western siquiera, si bien incluía canciones magníficas).

Llegados a este punto, cabe hacer un inciso. Con todos mis respetos para el resto de los miembros que todavía integran la formación (músicos todos ellos de talla excepcional, y algunos- como Álvaro o Jesús- compositores mucho más que estimables), Los Secretos era Enrique Urquijo. No sólo era el autor de la gran mayoría de los temas, sino que era quien decidía la dirección musical de la banda. Cuando decidió lanzar "El primer cruce" fue la discográfica quien -por motivos comerciales- le convenció de que siguiera con el grupo (él estaba decidido a hacer borrón y cuenta nueva), y la misma fundación de Los Problemas tuvo que ver con eso: sus propios planteamientos musicales no tenía ya nada que ver con lo que habían supuesto Los Secretos.

En esta canción, "Por la calle del olvido" (1989) se ve ya claramente cómo las inquietudes musicales de Enqique se van deslindando del pop-rock más comercial que, por ejemplo, presidirá dos años más tarde "Adiós tristeza". El sonido tex mex, José Alfredo Jiménez, Chavela Vargas y hasta María Dolores Pradera (que serán piedras angulares de sus posteriores discos con Los Problemas) aparecen ya aquí con una nitidez asombrosa, en lo que podríamos tomarnos o como prolongaciónn del sonido sureño de discos anteriores ("El primer cruce", sobre todo) o como, simplemente, la desintegración de un grupo y la insatisfacción de un autor que empezaba a estar ya más que harto de ese gran tocomocho que dio en llamarse la Movida o la Nueva Ola, y que lo mismo emparejaba a punkis diletantes como Alaska y los Pegamoides, gamberros sin rumbo fijo como Almodóvar o MacNamara, músicos más o menos serios como los Zombies, niñatos con gracia como Los Nikis o frkis inclasificables como Aviador Dro. Enrique Urquijo, desde luego, era otra cosa: al fin y al cabo, ¿cuántos de la movida sabían qué coño era "Hickory Wind" y quién carajo había sido Chris Hillman?


Ahora que todo acabó y que el tiempo te ha vencido,
y tu amigo te dejó dices que cuentas conmigo.

Como tienes el valor, yo que siempre me he dolido
de recordar lo que fue y lo que pudo haber sido.

Por la calle del olvido vagan tu sombra y la mía,
cada una en una acera por las cosas de la vida.

Por la calle del olvido donde nunca brilla el día,
condenados a una noche tan oscura como fría.

No sabes lo que luché para no soñar contigo
y no quieres entender que por fin lo he conseguido.

Yo estaba dispuesto a todo para tenerte conmigo
hasta hubiera trabajado, y te fuiste con mi amigo.

Por la calle del olvido vagan tu sombra y la mía,
cada una en una acera por las cosas de la vida.

Por la calle del olvido donde nunca brilla el día,
condenados a una noche tan oscura como fría.