jueves, 27 de septiembre de 2007

Amor se escribe con llanto

Mientras que la inspiración de la mayoría de los grupos que integraban la movida madrileña venía del punk y la new wave inglesa, la fuente de la que brotó el sonido de las primeras canciones de Los Secretos tenía más que ver con el country-rock y el AOR americanos (radicalizándose ya por completo esta influencia desde finales de los años ´80). Aunque hubo otro gran influjo que no debe desdeñarse, y es la música popular latinoamericana: sabemos, por ejemplo, que en el hogar de los hermanos Urquijo no faltaron nunca los discos de María dolores Pradera, que popularizó la mayoría de los temas que, años después, se redescubrirían en el repertorio de Chavela Vargas. Probablemente, fue a través de la Pradera como Enrique (que en su etapa final de Los Problemas se acercó a este sonido casi como principal leit-motiv de su carrera) conoció -y convirtió desde el primer momento en uno de sus favoritos- el pasillo colombiano titulado "Amor se escribe con llanto", y del que es autor Álvaro Chaparro Dalmar.



La versión de Enrique apareció recogida en su segundo álbum con Los Problemas ("Desde que no nos vemos", 1998) Él mismo lo explicaba así en una entrevista que hizo en aquellas fechas para El País de las Tentaciones: "Me gusta abstraer un poco los temas y hacerlos a mi modo. La máxima representante aquí es María Dolores Pradera y en Méjico lo ha sido hasta ahora Chavela Vargas. Yo, humildemente, pretendo recoger la antorcha de esta gente y seguir haciendo que esas canciones se escuchen." Toda una declaración de amor por un sonido y una sensibilidad que es la que recogen las composiciones de Chabuca Granda, José Alfredo Jiménez o el mismo Álvaro Dalmar, y que era -a no dudarlo- la principal razón por la que Enrique acabó tan apegado a este tipo de música: la devoción que sentía por ella y el reconocimiento con unas letras ajenas que muy bien podrían haber sido propias.



Amor se escribe con llanto
en el diario amargo
de mi desencanto.

Amor que sembraste un día,
rosas de esperanzas
en el alma mía.

Amor que llegaste riendo,
amor que te vas llorando,
ayer...de dichas cantando,
hoy...sin ilusiones,
con mis tristezas... muriendo.

Tu querer...
fue un cariño como de santo,
tibia luz
en las noches
de mi extravío.

Te adoré...
y a pesar de quererte tanto,
Hoy me has enseñado
que amor se escribe...
con llanto...

miércoles, 26 de septiembre de 2007

El tiempo pasa



Para muchos, el LP "Algo más" (1983) es uno de los discos más infravalorados de los Secretos (y, para el resto, es apenas el álbum donde se incluía esa pequeña joya que es "No me imagino", en su versión instrumental y vocal...). Con Polydor totalmente decidida a deshacer su contrato con el grupo (al que las giras y los malos hábitos, así como la inoportuna etiqueta de "babosos", habían terminado por dañar muy seriamente), la distribución del disco fue prácticamente nula y lo mismo, por supuesto, su repercusión en el panorama musical español, que -de todos modos- empezaba a ir dejando de lado a todos los grupos que hubieran tenido algo que ver con la movida.

La producción tampoco fue muy brillante: aunque se suponía que era este disco (y no el siguiente, como al final resultó) el que marcaría un giro del grupo hacia un sonido más country-rock, ese supuesto giro sólo se vio plasmado en un par de temas. A esto hay que sumar que, en palabras de Javier Urquijo, el álbum no salió del todo bien ya que "costó mucho hacerlo porque Enrique estaba muy mal en aquella época". Verdaderamente, en este "El tiempo pasa" (que trata de la apatía o de la desesperanza ante una situación a la que no se le ve remedio alguno, y que probablemente es un reflejo más o menos buscado de cómo se veíael mismo grupo entonces, superado por los acontecimientos y totalmente abrumados por lo que el futuro podía depararles) se juntan las dos cosas: una mezcla horrenda donde la música se come al vocalista, y una interpretación desganada y aburrida, donde Enrique murmura más que canta y donde la gran mayoría de sus líneas acaban resultando directamente ininteligibles.

Y es una pena, porque es una gran canción, que hubiera merecido mucha mejor suerte: quizá una segunda oportunidad, regrabada y remezclada como se hizo con otras que aparecieron en la caja "La Historia de Los Secretos", o tal vez incluida en el disco de homenaje ... o incluso una segunda versión con Los Problemas, que le hubiera dado un rumbo absolutamente insólito.

Sube el volumen: no quiero pensar.
Bebe una copa y trata de olvidar...
no intentes razonar y déjate llevar.
El tiempo pasa.

No trates de encontrar la solución a tus problemas,
a tu situación.
Si las cosas van mal pues ya se arreglarán.
El tiempo pasa.

Si no te sientes solo de verdad,
no necesitas casi nada más.
Puedes vivir así, creyéndote feliz.
El tiempo pasa.

No busques algo que sea irreal,
no encuentres fallos donde no los hay.
No todo está tan mal, deja ya de pensar.
El tiempo pasa.



Como dato curioso, podríamos contar que la portada del disco (como después ocurriría con otros álbumes) Enrique se empeñó en que la dibujara su novia de entonces, que era todavía Eloísa. Ella copió el diseño de uno de los muchos cómics que él tenía, y lo hizo la misma noche antes del día en que se cumplía el plazo de entrega. Terminó a las cinco de la madrugada, y fueron tántas las prisas que se olvidó de colorear la base de la culata de la pistola de negro. ¿El resultado? La chica del dibujo terminó teniendo seis dedos. Pero de eso no se dio cuenta: ni ella, ni Enrique, ni la discográfica, ni, por supuesto, los pocos incondicionales que compraron el "Algo más" en las tiendas.

martes, 25 de septiembre de 2007

Y no amanece

Presumiblemente dedicada a una amiga de Enrique que murió víctima de una sobredosis, la canción que abre el álbum "Adiós tristeza" (1991) está llena de imágenes que describen el submundo de la droga (la clandestinidad de una habitación, unos párpados que se cierran contra la voluntad del que consume, la mano de alguien que ya no da señales de vida...)

El sol de medianoche entró por la ventana
y con la luz de un coche se iluminó tu cara.
La lluvia que mojaba tus calles tan lloradas;
quisiera que limpiara también tu alma.

Y no amanece.
Y no amanece.
Y no amanece.

La luz del sol gritaba tu nombre tan lejana,
tus párpados trataban de no oir la llamada.
Y no amanece en tu cara.
Y no amanece en tu espalda.
Y no amanece en casa.

El ruido de la calle también te recordaba,
pero al coger tu mano no despertabas.
Y no amanece en tu cara.
Y no amanece en tu espalda.
Y no amanece en casa.

Y no amanece en tu cara.
Y no amanece en tu espalda.
Y no amanece en casa.

Y no amanece.
Y no amanece.
Y no amanece.


La música de la canción es de Álvaro Urquijo, y sabemos que Enrique no quedó muy satisfecho con el resultado final de la grabación: "Está como en una onda más mía, más americana", explica su hermano Álvaro. Las mezclas, desde luego, acusan claramente la época en que fue grabada, pero, en todo caso, es esta la versión que ha quedado ahí como una de las canciones de mayor éxito del grupo, y una de las más conocidas de Los Secretos (lo que no quita para que nos preguntemos cómo habría sido la instrumentación y el toque que el autor de la letra hubiera preferido darle).



Los Secretos volverían a interpretar este tema -esta vez acompañados por Cómplices, el grupo de Teo Cardalda, ex Golpes Bajos, y su mujer María Monsonís- en el disco de homenaje "A tu lado", once años después de que hubiera sido escrita y cuando ya todos sabíamos que tampoco amaneció el jueves 18 de noviembre en el portal del número 23 de la Calle Espíritu Santo de Madrid.



domingo, 23 de septiembre de 2007

Déjame (versión maqueta)


Incluida en una de las maquetas que Los Secretos (que se llamaban todavía Tos) presentaron a RCA y CBS, y posteriormente rescatada en 2005 para el oportunista "los Secretos: 25 aniversario" (con el que Polydor intentó rentabilizar los tres primeros discos del grupo una vez que Enrique ya había empezado a convertirse en una especie de figura de culto), esta versión de lo que fue el primer éxito del grupo está llena de detalles que hoy nos pueden parecer enternecedores: la nota de guitarra que se les va al principio de la canción, la batería anfetamínica (a lo Keith Moon, su ídolo) de Canito, la voz de Álvaro coreando el estribillo por la otra pista, los coros duduá que sería eliminados para la versión definitiva del primer LP...



La maqueta fue grabada por sugerencia de Gonzalo Garrido, que conducía el programa de radio Dominó en Onda 2, en el mes de septiembre de1979 y en el estudio Doublewtronics de Madrid. Era un tema tan Garrido lo vio claro desde el principio: bastaba con grabar una maqueta y hacerse un pequeño dossier fotográfico, y luego presentarlo en RCA (donde él tenía contactos). El mismo productor del estudio se había dado cuenta del potencial de la canción al grabarla: "Hay canciones que dices `Desde luego, esto es otra cosa...´" Pero a los cinco días de presentar la maqueta en RCA, la compañía les comunicó su rechazo. Volvieron a intentarlo con la rival CBS, que tampoco pareció interesada. Polydor les parecía ahora lo más razonable como próxima opción, pero eran ya las navidades de 1979 y decidieron dejarlo para después de las fiestas. Fue en la nochevieja de aquel mismo año cuando murió Canito, el batería del grupo, que no llegó nunca a ver publicado ningún disco pero que fue, desde el primer momento, el que más confiaba en que el futuro de Tos (porque Los secretos no existían todavía) sería brillante y largo, y plagado de canciones que la gente se sabría de memoria. Como ésta.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Hoy la vi

La última canción que dejó grabada Enrique (para lo que iba a ser su tercer disco con Los Problemas) tiene una historia detrás que merece ser contada: después de quince años, volvió a encontrarse con la que fue su primera gran amor, Eloísa. Se vieron, de casualidad, en un bar de Madrid, el Honky Tonk (donde Enrique pasaba horas y horas), y se saludaron. Comenzaron a charlar. Ella le preguntó por su salud y él le aseguró que estaba muy bien, y le contó también que tenía una hija de 5 años llamada María. Ella los invitó a merendar cualquier día, y así aprovecharía para conocerla. Se intercambiaron teléfonos: Eloísa le prometió que le llamaría, pero la verdad es que nunca llegó a hacerlo. Dice ella: "Por un lado, tenía mis dudas de cómo estaría él. Me he estado arrepintiendo... Es que pasó un mes [desde la fecha del encuentro hasta su muerte] y tampoco había decidido lo que iba a hacer".

Al volver a casa aquella noche, incapaz de pensar en otra cosa, Enrique Urquijo escribió para ella esta canción. Se incluyó finalmente en el disco de homenaje "A tu lado" instrumentada (sólo se había grabado la voz solista) por Los Secretos y no por Los Problemas, como yo creo que hubiera sido más lógico (porque el propio Enrique así lo había proyectado y porque el mismo estilo de la canción recuerda mucho más la última etapa del autor con Los Problemas que su época anterior, con su hermano Álvaro y el resto del grupo).



Hoy la vi,
la nostalgia y la tristeza suelen coincidir.
Se rompieron mis esquemas,
después comprendí
que si ahora estoy así
es porque hoy la vi.

Y, aunque no lo siento, luego no pude dormir,
y las puertas del recuerdo cedieron al fin
y aquel miedo que sentía hoy vuelvo a sentir.

Hoy la vi,
han llovido quince años que sobreviví...
yo creía que sabía y nunca aprendí
que si ahora estoy así es por que hoy la vi.

Hoy la vi,
y, aunque no lo siento, luego no pude dormir,
yo creía que sabía y nunca aprendí
que si ahora estoy así es por que hoy la vi.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Hoy no


"Algo más" (1983) es un disco fuertemente marcado por la ruptura de Enrique con la que había sido su primera novia, Eloísa. En "Hoy no", se apunta directamente a lo que debió ser la tónica general de aquella relación: un Enrique cada vez más caótico y más perdido (y también más dependiente de la heroína) y una Eloísa que lo culpaba de que la cosa no fuera a ninguna parte. Ante esto, él se sentía impotente, aunque como muy bien apunta M. A. Bargueño en su biografía, "se pregunta: ¿Cuántas razones tengo que inventar para poderme perdonar?, pero a la hora de la verdad no inventa ninguna, y Hazlo por mí es su único argumento".

Fue un álbum también muy condicionado por la decadencia física y moral de Enrique. La grabación fue bastante complicada, precisamente por esta circunstancia, y muchas letras -no sólo esta- demuestran hasta qué punto Enrique había tirado la toalla ("Si las cosas van mal, pues ya se arreglarán", dice en "El tiempo pasa", mientras que en "Perdida la ilusión" sentencia" que "El amor es un juego nada más: pierde el que ofrece más y siempre es igual"). Tan malo era su estado en determinados momentos que tenía que ser su hermano Álvaro el que tenía que grabara las voces, y así sucede en la primera versión de "Hoy no" (aunque resulte completamente chocante que una canción tan personal no sea interpretada por su autor).

Aparte de eso, pocas canciones como ésta demuestran hasta qué punto el sonido de Enrique y su planteamiento musical fue evolucionando, y pocas muestran de forma tan clara la dirección que siguió esa evolución: del pop contestón de la primera versión de Los Secretos al tex-mex atemperado que terminó distinguiendo a Los Problemas (con el acordeón de Begoña Larrañaga como marca inconfundible del grupo, casi siempre modulado por el violín de Fermín Aldaz)


Versión Los Secretos (canta Álvaro Urquijo):


Versión Los Problemas (canta Enrique Urquijo):


Hoy no quiero discutir:
siempre mis defectos, siempre sobre mí...
No, no me reproches más,
que me estoy perdiendo,
y no aguantas más...
¿Cuántas razones tengo que inventar
para poderme perdonar?

Hoy no quiero discutir:
no pienses en ello.

Ya se que te defraudé:
que no es como antes,
nunca te fallé.
Cambió nuestra situación...
Todo fue deprisa,
y fue para peor.

Cuántos recuerdos guardas tú de mí...
para tratarme ahora asi.

Hoy no quiero discutir:
no pienses en ello... hazlo por mí.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Ojos de perdida



Puro power-pop nuevaolero, una auténtica delicia: esto fue antes de que cada grupo que salía tuviera que tener una imagen definida y un ideario más o menos presuntuoso con que defenderse en las ruedas de prensa. Eso fue la Nueva Ola: ganas de hacer ruido y ganas de divertirse, y la música como excusa para ello. Después vino la prensa a reinventar el asunto, y fueron los Babosos (los Secretos, entre ellos, y todos los que hicieran música "sentimental") contra las Hornadas Irritantes (los transgresores), y a partir de ahí ya casi todo fue márketing...

La canción es del primer disco de Los Secretos (del mismo título, 1981: rebautizado precisamente "Ojos de perdida" para su relanzamiento como CD en 1995).

viernes, 31 de agosto de 2007

Siempre hay un precio


Aparte de la rareza de ser un blues puro y duro (que es un estilo que Enrique, ni con Los secretos ni con Los Problemas, trabajó demasiado), esta canción abunda en el famoso vacío ("que alguien me explique cómo se apaga esta sed") y en la famosa insatisfacción permanente que ha terminado siendo el sello de la casa de Enrique Urquijo. Trata muchos de los temas que llegaron a su vida como pequeños problemas (drogas, éxito prematuro, soledad, decisiones equivocadas...) y terminaron por convertirse -todos ellos juntos y, además, bien revueltos- en El Gran Problema, del que finalmente no conseguiría salir.

Desgraciadamente, el disco en que está incluida ("Continuará", de 1987) fue uno de los peor producidos de Los Secretos: a un sonido que parece que no se decide entre el blues y el country, y que se queda en una cosa a medias que no termina de convencer a nadie, y la voz filtrada de Enrique, que parece estar cantando desde lo más profundo del Gran Cañón del Colorado. Y es que, como dice el mismo Ramón Arroyo, guitarrista sempiterno de Los Secretos, todo el disco tenía "un sonido muy pequeñito".
Pero por suerte, el tema fue regrabado en 1996, para la edición del recopilatorio "La historia de los Secretos", reforzando el guitarreo, redefiniendo el estilo (o reorientándolo hacia el country), y, sobre todo, restituyéndolo como el gran clásico que podría haberse perdido de no haberse efectuado esta segunda grabación.

Versión "Continuará" (1987)


Versión "La Historia de Los Secretos" (1996)


Especialmente brillante es la versión que hizo Luz Casal para el recopilatorio de homenaje "A tu lado" (2000), acercando la canción a su propio estilo y casi apropiándosela, y reforzando su estilo blues primitivo.


Todas las noches sueño que todo va bien,
tengo trabajo y ella me vuelve a querer.
Cuando despierto veo la misma pared, no sé qué hacer.

Todas las noches sueño que todo va bien.
Lo probé todo para sentirme bien,
fui como un loco y ahora estoy solo otra vez.

Que alguien me explique cómo se apaga esta sed,
lo que tengo que hacer.
Lo probé todo para sentirme bien.
Siempre hay un precio que tienes que pagar.
Todo de golpe o día a día lo harás.

Toda mi vida andando en la oscuridad sin quererme enterar
de que siempre hay un precio que tienes que pagar.

Estos días

Cuando Enrique conoció a Jackson Browne, uno de sus ídolos de toda la vida, sufrió una especie de desilusión: "Por su voz grande y profunda me imaginaba que sería un hombre corpulento, y cuando lo vi, pensé `Ah, es éste´... No era muy grande, pero tenía una voz enorme." Esto sucedía a finales de 1997, cuando Browne (que tenía una casa en Barcelona y pasaba largas temporadas allí) accedió hacer los coros para la versión de "Sólo pienso en ti" que aparecería en "Aunque tú no lo sepas".

La historia, por supuesto, venía de mucho antes: Jackson Browne era uno de los autores que los hermanos Urquijo con más frecuencia escuchaban a finales de los años 70, y el mismo Enrique había grabado una maqueta de su "Fountain of sorrow" en 1985, y se sabía montones de sus temas de memoria. Por eso, se sintió feliz y orgullosísimo de poder participar en un proyecto que sólo podría calificarse de extravagante: un homenaje a Jackson Browne (un artista, por lo demás, no demasiado conocido en España) con versiones de sus canciones en castellano, catalán, gallego y euskera. Aparte de Enrique, participaron Loquillo, Maria del Mar Bonet, Kiko Veneno, Petisme...¡y hasta un grupo nicaragüense llamado Guardabarranco! El disco vio la luz en 1998 y se tituló "Cántame mis canciones" y la canción que Enrique interpretó era "These days" (logicamente traducida como "Estos días").

Browne quedó tan encantado con la versión de Enrique Urquijo y Los Problemas (aunque encontraba la guitarra final "algo fuerte" y quizá demasiado rockera) que no puso problemas cuando le ofrecieron devolver el favor, haciendo los coros de "Sólo pienso en ti" ...y eso a pesar de lo mucho que le costaba pronunciar correctamente esa frase en castellano. Antes de la grabación (que fue bastante caótica: Enrique perdió los nervios al encontrarse trabajando mano a mano con su ídolo), almorzaron relajadamente en un restaurante de Torrelodones. Enrique se empeñó en llevar a María (¡su hija entonces sólo tenía tres años!) para que ella viviera también aquel momento que para él era histórico: estar con Jackson Browne y poder charlar, distendidamente, "de España, de música, de la vida".



He estado viajando,
casi no estoy hablando estos días,
estos días.
En estos días recordé
las cosas que de ti olvidé y fallé,
y en el tiempo que desperdicié.

Y tuve una amante,
es difícil arriesgarte estos días,
estos días.
Y sigo rodando otra vez,
algo irá mejorando estos días,
estos días.

Un día de estos me sentaré
en una esquina y luego contaré
hasta diez.
No me enfrentes mis fracasos,
aún no los olvidé.
Si crees que tengo miedo de
vivir la vida que antes canté,
sólo estoy cansado de perder siempre.

La canción original de Jackson Browne (la traducción al español es razonablemente fiel) dice lo siguiente:


Well I´ve been out walking

I don´t do that much talking these days
These days--
These days I seem to think a lot
About the things that I forgot to do
For you
And all the times I had the chance to

And I had a lover
Its so hard to risk another these days
These days--
Now if I seem to be afraid
To live the life I have made in song
Well it´s just that I´ve been losing so long

I´ll keep on moving
Things are bound to be improving these days
These days--
These days I sit on corner stones
And count the time in quarter tones to ten, my friend
Dont confront me with my failures
I had not forgotten them


(Un agradecimiento especial a Cristina Raigoso y Alberto Martín por haberme enviado "Estos días", de Enrique Urquijo y los Problemas: a ellos se debe que pueda estar colgada aquí.)



jueves, 30 de agosto de 2007

Ojos de gata

Como todo el mundo sabe, la historia de esta canción es, al mismo tiempo, la historia de dos canciones. Pero es también una historia escrita a medias: hay hechos (comprobables, y ratificados por los implicados) y hay sospechas (que quizá no dejan muy bien a una de las partes que actúan en este conflicto).

Los hechos son los siguientes. Estamos a principios de 1991, y Enrique y su road-mánager, Pedro Rodríguez Almeida, están en un bar -el Bwana-, y allí coinciden con Joaquín Sabina. Enrique y Sabina se tratan mucho por aquel entonces (y seguirán tratándose después, a pesar del embrollo que está a punto de desencadenarse). Es entonces cuando Enrique (inmerso en el proceso de composición de lo que después será el álbum "Adiós tristeza") le pregunta al de Úbeda si no tendrá por ahí algún material que él pueda utilizar, porque anda escaso de ideas. Sabina le enseña un papelito con dos estrofas medio garrapateadas, y Enrique se lo queda. Cuando dejan el bar (y según el road mánager, en el mismo taxi que lo lleva a casa) termina la letra completa de la canción que después titulará "Ojos de gata".

Se supone que Sabina, mientras tanto (y sin saber que Enrique ha completado esa letra y hasta le ha puesto música, y la piensa incluir en su próximo álbum), hace lo propio con lo que al principio sólo eran dos estrofas y que termina siendo otra canción, ésta titulada "Y nos dieron las diez". Es entonces cuando Enrique llama a Sabina y le explica todo lo que ha ocurrido, y Sabina, atónito, le cuenta que él también utilizó esa letra, aunque de todas formas (dice Sabina al principio) no hay mayor problema porque no piensa incluirla en su próximo disco, que se va a titular "Física y Química". Después cambia de idea y llama a Enrique para comunicárselo: sí que irá en el disco, pero no será single (lo que tranquiliza bastante a Los Secretos, con el disco ya en prensas, y con "Ojos de gata" previsto como single para octubre/noviembre de 1992). Enrique lleva entonces (según Joaquín Torres, productor de "Adiós tristeza") a casa de Sabina una grabación de su canción, y vuelve contándole al resto de los del grupo que le ha encantado y que "la ha escuchado y ha dicho que él ya no saca su versión, que la deja ahí aparcada".

Aquí es donde empiezan las contradicciones: Álvaro Urquijo afirma que la primera vez que Joaquín Sabina escuchó "Ojos de gata" fue el 29 de noviembre, en Gran Canaria, en un festival pro referédum del Sáhara Occidental donde coincidieron Los Secretos y él.

El caso es que en abril de ese mismo año apareció por fin "Física y química", y el primer single era "Y nos dieron las diez". Pero no sólo eso: la música (que ni Enrique ni Álvaro ni nadie habían podido escuchar hasta entonces) recordaba bastante a la de "Ojos de Gata". Los créditos del disco de Los Secretos atribuían, como es lógico, la canción a Enrique Urquijo y Joaquín Sabina, pero los de "Física y Química" sólo reconocían a Joaquín Sabina como autor de música y letra. Y es que tratándose de "Y nos dieron las diez" eran muchos royalties los que estaban en juego (ya que era una canción nacida así, al alimón, y sin premeditación por ninguna de las partes... ¿no hubiera sido lo más elegante firmar la co-autoría en los dos temas y repartirse el mérito y los réditos por igual?)

Miguel A. Bargueño corrobora en su libro que "esa serie de malos entendidos hicieron que Enrique se sintiera bastante incómodo y a punto estuvieron de derribar la amistad que les unía". Aunque para Sabina, el asunto no tuvo tánta importancia: "Mucha gente, de tanto hijo de puta que hay, pensaba que alguien le había robado algo a alguien".

Todavía más inquietante -si es que estamos hablando de un supuesto plagio de Sabina sobre la primera versión musical de Enrique- es el hecho de que, clarísimamente, la melodía de "Ojos de gata" se basa en la de "Drug store truck driving man" (la versión más conocida -que podeis escuchar abajo- es la de Joan Baez, aunque también hay otra de Gram Parsons, autor por el que Enrique sentía tal devoción que casi todo el LP "El primer cruce" parece concebido como un homenaje a él). ¿Hasta qué punto estaba -está- familiarizado Sabina con el universo country-rock y la música de los Flying Burrito y compañía? (más bien poco, me atrevería yo a demostrar: no sólo porque Sabina ha sido siempre más un letrista que un músico -sus cancionmes, musicalmente hablando, sólo empezaron a coger cierta altura después de asociarse con De Diego & Varona como autores) ¿Hasta qué punto era capaz de Sabina de componer una canción a lo Gram Parsons? ¿Y no es mucha casualidad que la música original de Enrique Urquijo fuera precisamente por estos mismos derroteros?

Aquí teneis Drug Store Truck Driving Man (versión Joan Baez), por si queréis comparar...



Hay un dato curioso, o una especie de epílogo a esta extraña historia de parecidos más que razonables, y es que un tiempo después, cuando Sabina - y aquí es donde podemos conjeturar si se sentía culpable, o lo hizo simplemente para limar asperezas, o porque le vino en gana y nada más- le dio a Enrique una letra completa para que le pusiera música y pudieran firmarla entre los dos, a medias, él se desentendió por completo del asunto. Fue su hermano Álvaro quien recogió el testigo y rubricó (en el siguiente disco de Sabina, "Esta boca es mía", de 1994) la conocidísima "Por el bulevar de los sueños rotos".

Hechos y conjeturas. Y aquí las dos canciones: que cada cual compare y saque sus propias conclusiones.


Los Secretos: "Ojos de Gata"




Joaquín Sabina: "Y nos dieron las diez"

El primer cruce

Lo que se cuenta en "El primer cruce" es la historia real de los encuentros furtivos de Enrique con su primera novia, Eloísa García Moreno, a la que conoció en el otoño de 1980. Al padre de ella, psiquiatra de ideas ultraconservadoras, no le hacía la menor gracia que su hija (que entonces sólo tenía 17 años) saliera con un músico. Por eso, Enrique y ella se veían a escondidas: si su padre la obligaba a estar en casa a las nueve, lo que hacían ellos dos era pasar el día juntos; si la enviaban, semirecluida, a casa de su abuela -que para más señas vivía en una planta baja-, Eloísa esperaba a que todos se hubieran dormido y escapaba por la ventana para poder encontrarse con Enrique (y esa es la historia que cuenta esta canción).

Eloísa fue crucial en el devenir sentimental de Enrique. Miguel A. Burgueño lo explica de este modo: "Eloísa fue el primer amor de Enrique. Quizá por eso, y por las tormentosas circunstancias que rodearon a su noviazgo [él se haría adicto a la heroína poco después], acabó siendo su gran amor. Su ruptura, tres años después, destrozó a Enrique y se convirtió en el principal subterfugio de su famosa melancolía. Muchas canciones de Enrique [como "No me imagino"] hablan de Eloísa, de situaciones concretas de su relación y del dolor que le causó su despedida. Canciones de todas las etapas de su carrera".

La ruptura, en efecto, fue traumática, con Eloísa recluida por su padre en una casa en mitad del campo y con dos hombres con escopetas a la puerta, por si Enrique intentaba acercarse a verla. Lo intentó, a pesar de todo, y hasta llegó a tener una discusión con el padre de Eloísa (a ella, sin embargo, no consiguió verla). Pero aquello fue el adiós definitivo. Según su hermano Álvaro, "justificó su vida de corazón roto durante muchos años por esa relación" (hasta el punto de que la última canción que dejó escrita y grabada, "Hoy la vi", habla de un reencuentro fortuito, en un bar, dieciséis años después de la ruptura).

A un nivel estrictamente musical, "El primer cruce" (como todo el álbum al que pertenece, que lleva el mismo título, y que fue publicado en 1986) debe mucho al sonido de Gram Parsons y los Flying Burrito Brothers. Supuso, además, la vuelta triunfal de Los Secretos (aunque con un Urquijo menos en sus filas) al panorama musical español, después del brusco parón de tres años (sin discográfica ni giras) en que Enrique y Álvaro intentaban superar su toxicomanía y el tercer hermano, Javier, aprovechaba para hacer la mili.



La última luz en el barrio se acaba de apagar,
y mientras unos duermen otros salen a buscar...
En su calle, unos metros más allá,
cada noche yo espero a que ella consiga escapar.

Y en su casa no me pueden ni nombrar:
durante el día, estudio, y hace vida familiar.
Y cuando creen que duerme, por la puerta que hay detrás,
cada noche a escondidas me busca en la oscuridad.

Y yo le digo:
Ven conmigo, ven, ya se apagaron las luces...
Ven conmigo, ven, te espero en el primer cruce.


"Vaya ojos que tienes despues de tánto dormir"...
si su madre supiera que ha estado junto a mí,
que al caer la noche como un vulgar ladrón,
escaleras abajo me busca en el callejón.

Ven conmigo, ven, ya se apagaron las luces,
ven conmigo, ven, te espero en el primer cruce

Despues de varias semanas, todo terminó:
fue descubierta en su fuga y su puerta se cerró.
Ya no he vuelto a verla... Dijo: "Así sera mejor".
Durante todas las noches en las que huíamos los dos,
yo le decia...

Ven conmigo ven, ya se apagaron las luces,
ven conmigo ven, te espero en el primer cruce

Ven conmigo ven, ya se apagaron las luces,
ven conmigo ven, te espero en el primer cruce.

Colgado


En su indispensable biografía sobre Enrique Urquijo (Ed. Rama Lama Music, 2005), Miguel A. Bargueño dice de "Colgado" que "es una canción de amor, enfocada del modo en que él entendía el amor (y todo en la vida): como una dependencia. Buscando nada en ningún lado describe, en referencia a esa eterna búsqueda, alguien tendió una mano y me encadené a esos brazos". El mismísimo hermano del terapeuta de Enrique, el inefable doctor Laguna, que era psicólogo (este sí, de verdad: Íñigo Laguna) llegó a participar en alguna línea de la letra y así quedó reconocido en los créditos del álbum ("Cambio de planes, 1993)

En el aspecto musical, la historia de esta canción es mucho más complicada. Nacida, casi por accidente, de una improvisación al piano de Jesús Redondo, teclista de Los Secretos, Enrique se dispuso a escribirle una letra enseguida. La canción quedó casi terminada, pero faltaba un puente de piano que Jesús escribió, pero que a Enrique no terminaba de convencer. Entonces fue cuando se produjo otra de las famosas desapariciones del líder de Los secretos. Jesús Redondo, en su ausencia, había escrito un segundo puente. El problema es que, llegado el día de la grabación final, Enrique no apareció por el estudio y Jesús tuvo que tomar la decisión, y escogió por fin el segundo puente. El monumental enfado de Enrique al volver al estudio y su pueril amenaza de "si metéis ese puente, os juro que me bebo una botella de colonia" lo único que demuestra es la mala racha anímica y psicológica que el líder del grupo atravesaba por aquel entonces. Además, ya era tarde para hacer ningún tipo de cambios (era el autor de la música, al fin y al cabo, quien había tomado la decisión) y la canción apareció tal cual había sido grabada.



En el recopilatorio de homenaje "A tu lado" (2000) fue Jesús Cifuentes, de Celtas Cortos, el encargado de interpretar una sentida versión de esta canción, que es uno de los clásicos indiscutibles de Los secretos y una de las letras más honestas y personales (y también, de las más duras) que probablemente Enrique escribió en toda su vida.


Tan libre y tan aislado, buscando nada en ningún lado.
Alguien tendió una mano y yo me encadené a esos brazos.

Colgado a sus caderas me fui olvidando de quién era,
me fui quedando a un lado vencido por mi propia guerra.

Me quedé como un cuadro a su pared pegado
que nada tiene que hacer salvo seguir colgado.

Colgado a sus peleas, dando la cara ante cualquiera,
dejando mis ideas perdidas tras sus escaleras.

Me quedé como un cuadro a su pared pegado
que nada tiene que hacer salvo seguir colgado.

Quise bajar del barco, buscar mi sitio en otro marco,
pero estaba atrapado, como sobre su piel tatuado.

Me quedé como un cuadro a su pared pegado
que nada tiene que hacer salvo seguir colgado...
colgado.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Desde que no nos vemos

Pía Minchot y Enrique Urquijo se conocieron en un concierto de Los Problemas en Huesca, en enero de 1996. Permanecerían juntos hasta la muerte de él, el 17 de noviembre de 1999. Con muchos problemas que solucionar (como las adicciones o la inestabilidad emocional de Enrique), no fue ni mucho menos una relación fácil, pero todos los amigos y conocidos de la pareja coinciden en señalar que ella tuvo sobre él un efecto estabilizador y muy muy positivo (tánto que habían llegado a hacer planes de boda una vez que Enrique saliera de la granja de desintoxicación donde nunca llegó a entrar, a causa de su fallecimiento).

Desde muy pronto, ella fue consciente de que la relación con Enrique iba a ser complicada: "Había momentos en que no estaba bien. Era una persona con un problema de ciclotimia, y de vez en cuando tenía sus bajones y era duro. Le costaba levantarse y tirar para adelante. Se abandonaba a lo que pasara". Ella (una estudiante de ventipocos años) era bastante más joven que él y el peso de la relación muy a menudo la sobrepasaba. Muchos de su círculo se lo recriminaban: "Yo lo único que te digo es que toda persona que se arrima a Enrique acaba sufriendo", le advirtió Begoña Larrañaga, la teclista de Los Problemas. Y el mismo Enrique, a veces, desde su yo más autodestructivo, se encaraba con ella y le decía: "Pero tú qué eres, la Madre Teresa de Calcuta?". "Pero yo le decía que eso no lo hacía con todo el mundo -explica Pía-. Darle mi apoyo incondicional lo hacía con él porque lo quería. La verdad es que con Enrique no me costaba nada. Había momentos en los que era duro: cuando no estaba bien, tirar para adelante era difícil".

Fue en una de sus separaciones (porque la pareja tuvo muchos altibajos) cuando Enrique escribió "Desde que no nos vemos", una canción de ausencia pero también de necesidad (deja bastante claro quién o qué le mantenía apartado de "aquellos vicios" a los que se refiere) y de cómo algunas veces uno necesita "aprender a echar de menos" (aunque eso te cambie para siempre).

- Del álbum "Desde que no nos vemos", de Enrique Urquijo y Los Problemas, 1998.



Desde que no nos vemos, no sé ni donde vivo:
salí de aquella casa llorando como un niño.
Ahora que no me abrazas, todo parece poco.
Hablo con las estrellas: quizá me volví loco.

Desde que no me llamas, la tristeza me espera,
se asoma a las ventanas, se esconde en las aceras.
Ahora que no me hablas, he perdido el camino
y voy de barra en barra, pregunto si te han visto.

Desde que no me hablas, me siento tan vacío:
tus últimas palabras no sabrán del olvido.
Ahora que no nos vemos, he vuelto a aquellos vicios...
Aprendí a echar de menos y nunca seré el mismo.

Sólo pienso en ti

Fue en su segundo disco con Los Problemas ("Desde que no nos vemos", 1998) donde Enrique decidió incluir esta versión (desnuda, simple, casi minimalista) del "Sólo pienso en ti", de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Y una vez más se pone claramente de manifiesto es que al angustiado modo de interpretar que tenía Enrique Urquijo le iban mucho mejor los arreglos acústicos y la simplicidad que la sobreinstrumentación o las voces con eco que tuvo que soportar en muchos de sus otros álbumes (en la época de Los Secretos, sobre todo).

Los Secretos fueron, demasiadas veces, víctimas de eso, de una producción con poco presupuesto, o demasiado atenta a lo que era la moda musical del momento, y eso perjudicó el trabajo de Enrique, y muchas canciones que eran verdaderas joyas terminaron pasando sin pena ni gloria. Porque a nadie se le escapa que unos arreglos y una instrumentación determinada pueden trastocar una canción por completo. Por eso, aparte de la versión original de los CRAG (incluida en su elepé "Señora azul", de 1974), decididamente folkie, me he decidido a incluir (aunque sólo sea para poder comparar las tres grabaciones) la lectura que hizo del mismo tema Miguel Bosé en "11 maneras de ponerse el sombrero" (1991), y que convierte la canción en un calypso.
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Un detalle al margen de todo esto que comento es que los coros de la versión de Los Problemas se deben nada más y nada menos que a Jackson Browne, que tuvo la gentileza de hacer esto para Enrique (que idolatraba a Browne desde muy joven) en respuesta a la versión de "These days" ("Estos días") que Urquijo había grabado en el recopilatorio "Cántame mis canciones: homenaje a Jackson Browne". La sesión, sin embargo, no fue todo lo bien que debería haber ido, porque Browne tenía problemas de pronunciación con el castellano y porque Enrique -presa del pánico al verse en el mismo estudio de grabación que su ídolo- empezó a comportarse de una manera extraña y desquiciada.

Versión de Enrique Urquijo y los Problemas:


Versión de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán:


Versión de Miguel Bosé:

No digas que no

Gram Parsons, el auto denominado creador del country-cósmico, fue uno de los grandes ídolos de Enrique. Compartía además con él bastantes rasgos de su carácter: la adicción a la heroína y el alcohol, la autodestructividad, la melancolía, y una cierta ansiedad por vivirlo todo y vivirlo deprisa (de Gram Parsons llegó a decir Emmylou Harris, su musa y amante, que había muerto tan joven porque "la llama que alumbra el doble se consume el doble de rápido"). Parsons fue, ciertamente, uno de los creadores del llamado country-rock, revolucionando la última época de los Byrds con sonidos cada vez más alejados de lo pop o de lo psicodélico. Esta labor de renovación del género la completó con su nuevo grupo (formado en gran parte con gente que venía de otros grupos de corte similar, como Chris Ethridge o Chris Hillman...) y, después, durante su breve carrera en solitario.

El mini elepé que abre la segunda etapa de Los Secretos ("El primer cruce", 1986) está evidentemente muy en deuda con Gram Parsons y con el sonido de los Flying Burrito Brothers. Su secuela (llamada "Continuará", y publicado un año después) debería haber seguido por ese mismo camino, pero una gestación plagada de problemas (una producción tacaña, a pesar del éxito del anterior elepé, o unos arreglos demasiado atentos a las hoy trasnochadas modas de la época) echó a perder el que, en cuanto a las canciones que contiene, es uno de los mejores trabajos de Los Secretos. Compárese, si no, la versión de este "No digas que no" del álbum "Continuará" (con esa voz que parece venir del fondo de un embudo y esa batería sobredimensionada) con la de Los Problemas (limpia, nítida, acústica).

Esta canción, ya digo, es en realidad una de las pocas que mantiene el espíritu del álbum anterior. En realidad debería considerarse una versión bastarda del "Hickory wind" de Gram Parsons, por más que los créditos señalen como autor a Enrique Urquijo. "Hickory wind" fue publicada en "Sweetheart of the rodeo" (The Byrds, 1968), y se dice que la mismísima Emmylou Harris dedicó esta canción a Enrique (que solía también cantarla cuando se encontraba relajado y entre amigos) en el concierto que ella dio en Vitoria el 28 de mayo de 1984.

Versión Los Secretos ("Continuará", 1988)


Versión Los Problemas ("Desde que no nos vemos", 1998)


Por todo el camino de mi barrio a tu barrio,
cómo convencerte venía pensando.

Nunca se recibe sin dar nada a cambio,
yo daría mi vida por dormir en tus brazos.

No digas que no, no soy un extraño,
no puedo volver y estoy tan cansado.

No soy el mejor, eso está muy claro,
no digas que no, estoy en tus manos.

No digas que no, no soy un extraño,
no puedo volver y estoy tan cansado.

No soy el mejor, eso está muy claro
no digas que no, estoy en tus manos.




Hickory Wind, de Gram Parsons ("Sweetheart of the rodeo", The Byrds 1968)


En Carolina del Sur hay muchos pinos que son altos.
Yo recuerdo el roble al que solíamos trepar.
Pero lo que mejor me hace sentir cada vez que comienza
llamándome de vuelta a casa
es el viento de Hickory.

Empecé a hacer de casi todo cuando era todavía muy joven,
a probar todos los lujos y placeres
y todo lo que la vida podía ofrecerme.
Pero ahora, cuando estoy solo,
siempre finjo que estoy empezando a sentir
el viento de Hickory.

Es una forma dura de averiguar que los problemas son reales,
en una ciudad lejos de todo
y con la sensación de que uno está lejos de todo.
Pero lo que mejor me hace sentir cada vez que comienza
llamándome de vuelta a casa
es el viento de Hickory.
Y sigue llamándome de vuelta a casa
el viento de Hickory.

martes, 28 de agosto de 2007

Desordenada habitación

Alguien (en internet) describió perfectamente esta versión: "Es como si Mick Jagger y John Lennon se hubieran reunido una vez para grabar juntos y nadie se hubiera enterado." Pues eso es, ni más ni menos. Porque resulta sencillamente inconcebible que una versión tan genial de una canción tan absolutamente sublime no haya tenido trascendencia ninguna (¿alguien la ha escuchado alguna vez en la radio, sea cual sea la emisora?).

Antonio Vega y Enrique eran, en muchas cosas, espíritus afines. Y no me refiero a lo más evidente (la heroína), sino a esa especie de hipersensibilidad lírica que revestía las cosas más cotidianas de un significado especial e inusitado. Es cierto que las letras de Enrique eran mucho más directas y descarnadas que las de Antonio Vega (siempre oscuro y críptico), pero en el fondo los dos trataban de las mismas cosas: un universo interior donde refugiarse y donde protegerse de un mundo exterior hostil y, para ellos, totalmente incomprensible.



Despierta ya, mira que luz...
Nada envidia el norte al sur.
Recuérdame que lo de ayer, no se olvida sin querer.
Eramos uno y uno y luego dos,
Mas cerca cada vez de un sueño sin adiós...
Desordenada habitación

Son el calor, hacer el amor,
el miedo y la pasión...
Tanto soñar, con esa flor mezcla de sol y temporal:
El doble filo de un amor real, actores sin guión,
Un mundo teatral, función sin hora de empezar.

Deja el frío y entra en calor, y lo oscuro deje paso al color.
No me canso nunca de hablar, porque vivo en el silencio mas total:
Diez años antes era igual.

Eramos uno y uno y luego dos,
Mas cerca cada vez de un sueño sin adiós...
Desordenada habitación.

Hay algo mas, recuérdame que hay que ordenar la habitación.

Volver a ser un niño

Para Enrique, la infancia era sin lugar a dudas el paraíso perdido. Sus íntimos recuerdan que cualquier cosa que tuviera que ver con los niños (hijos de amigos, hermanos de novias...) le encantaba, y que enseguida se quedaba al margen, abstraido de todo, y se lo encontraban jugando a cualquier cosa con los niños que hubiera por allí. Mucho de todo esto (de su atracción por la infancia, de la nostalgia por aquel tiempo perdido) tenía que ver, probablamente, con la necesidad de protección y de amparo (recordemos que, incluso, cuando por fin fue padre, quiso buscar en su hija esa seguridad que tánto necesitaba, más que ofrecerla, como hubiera sido lo lógico y lo normal). También, en buena parte, la infancia era para Enrique la no necesidad de adquirir compromisos y responsabilidades, que era algo que le aterraba y de lo que procuraba huir como de la peste: con un padre siempre ausente y una madre tolerante hasta lo surrealista, todos los amigos de los tres hermanos Urquijo coinciden que su casa era lo que cualquier niño desea, un lugar donde todo estaba permitido y donde Enrique, Javier y Álvaro campaban por sus respetos y hacían, básicamente, todo lo que les viniera en gana. E incluso ya en la época de Los secretos, los hermanos Urquijo seguían siendo los amos y señores de la casa paterna, convirtiendo el sótano en local de ensayo y colgando cables que atravesaban la casa de parte a parte sin que nadie se parara a contradecirles.

La historia de la grabación de "Volver a ser un niño" es un poco azarosa: escrita en la época de Los secretos, no fue incluida dentro de ningún álbum de estudio oficial del grupo (sólo en el "Directo" de 1988), pero sí en el recopilatorio "La historia de Los secretos" (con su subsiguiente single), en 1996. El problema es que la versión que se incluía no había sido grabada por Los Secretos, sino por Los Problemas (e incluida en su primer álbum, publicado en 1993: por alguna extraña razón, en "La historia de Los Secretos" se incluían también un par de canciones de Los Problemas). Hay, además, una tercera versión muy muy estimable, que es la que Pau Donés (de Jarabe de Palo) se marcó junto a Los secretos en el disco de homenaje a Enrique , de 2000, y una aún mejor que se debe a Victor Manuel, y que fue grabada para el recopilatorio benéfico "Infancia olvidada", de 2003.

Versión Los Problemas:



Versión Los Secretos en directo:


Versión Pau Donés con Los Secretos:


Versión Victor Manuel:



Con la inocencia más graciosa,
que apaga el tono de la rosa,
con ese brillo que te vuelve un niño,
llegaste como si tal cosa.

Después de andar a la deriva,
por mares turbios de bebida,
como un chiquillo falto de cariño,
de pronto es todo tan sencillo, sencillo.

Volver a ser un niño, volver a ser un niño,
volver a ser un niño, volver a ser un niño.

Después del tiempo que he perdido,
en aventuras sin sentido,
me siento solo y a la vez perdido,
sólo porque me has sonreído
y pido....
volver a ser un niño, volver a ser un niño,
volver a ser un niño, volver a ser un niño.

Con la inocencia tan graciosa,
que cambia el nombre de las cosas,
con ese brillo que te quita el frío
cuando las noches son lluviosas.
Volver a ser un niño volver a ser un niño,
volver a ser un niño, volver a ser un niño

Pero a tu lado

Pues eso: yo creo que aquí sobran las palabras.
Lo que sea, donde sea, como sea... pero a tu lado.

- Del álbum "Dos caras distintas"




A mí, personalmente, me gusta mucho la versión que hizo Nacho Campillo (de Tam Tam Go), acompañado de Los Secretos en el álbum de homenaje a Enrique (2000), mucho más acústica y reposada.


He muerto y he resucitado
con mis cenizas
un árbol yo he plantado,
su fruto ha dado
y desde hoy, algo ha empezado.

He roto todos mis poemas
los de tristezas y de penas,
me lo he pensado
y sin dudar vuelvo a tu lado.

Ayúdame y te habré ayudado
que hoy he soñado
en otra vida, en otro mundo
pero a tu lado.

Ya no persigo sueños rotos
los he cosido con el hilo de tus ojos
y te he cantado
al son de acordes aún no inventados.

lunes, 27 de agosto de 2007

Puede que sí



Compuesta e interpretada por su hermano Álvaro, "Puede que sí" es una canción contra Enrique Urquijo. Según todos los testimonios, la relación entre los dos hermanos era mucho mejor fuera del grupo que dentro, donde a duras penas se malsoportaban. Quizá por eso, la canción -con todo lo dura que es- refleja toda una serie de sentimientos encontrados, como el mismo Álvaro explica: "Es un canto al optimismo, a esa cara o cruz de mi hermano Enrique, y a mi relación amor/odio, que de puro amor/odio era tan apasionada. Cuando a una persona la quieres muchísimo y te hace sufrir, no sabes si pegarle una torta o abrazarlo. Porque sabes que es un enfermo. Y la canción habla de eso, de una relación de amor imposible".

Es curioso, desde luego, cómo "Puede que sí" recoge perfectamente la ambivalencia de la relación entre una persona que se está autodestruyendo y las personas que forman su núcleo más cercano. Porque si hay alguna lírica, o algo de heroísmo, en la autodestrucción, hay que buscarlo sin duda en las personas que rodean a aquel que se está yendo a pique, y contemplan impotentes su caída, sin poder hacer nada (y hasta un poco hartos y aburridos del lamentable espectáculo, una vez que pasa cierto tiempo). De la paciencia de Álvaro y el resto de los Urquijo hay muestras más que sobradas: desapariciones de días, y hasta semanas, en las que nadie sabía dónde estaba Enrique, o conciertos suspendidos con todo el grupo ya encima del escenario porque el cantante no había comparecido o porque no se encontraba en las mejores condiciones para actuar.

Pero lo interesante es que en esta canción, y a poco que leamos lo que se dice entre líneas (con ese final durísimo en que, prácticamente, un hermano se desentiende del otro), se nos da también la otra cara de la moneda: la incomprensión que la persona que sufre ve muchas veces reflejada en las caras de los que tiene alrededor, y que acaba por aislarlo y hacer que se siente impotente frente al problema al que cree enfrentarse solo.

- Del álbum "Dos caras distintas", 1995.


Puede que un día consiga que al fin me entiendas,
que olvide tus ojos de odio y aún te defienda.
Puede que tu vida siga igual
echándole la culpa a los demás...
Puede que una noche quieras dormir
y despiertes soñando que eres feliz.

Puede que sí.

¿Puede tu vida valer lo que pides o te prestan?
¿que olvidas dar las gracias y aún protestas?
¿Puede una ilusión brillar sin luz
jugándote la vida a cara o cruz?.

Puede que sólo quieras algo de mí
cuando nadie se despierte junto a ti.
Puede que sí, puede que sí.

Un día más que te encuentro y tienes que luchar,
si volviéramos a vernos me llevarías al mar
a naufragar.

Puede que no quiera nada de ti
y que empiece ahora a pensar tan sólo en mí.
Puede que sí, puede que sí.

De un mundo raro

Una de las mayores decepciones que Enrique Urquijo sufrió en los últimos años de su vida fue la de no ser invitado a participar en un concierto de homenaje a los 25 años del fallecimiento de José Alfredo Jiménez que se celebró en el Palacio de Congresos de Madrid (antes había pasado por Barcelona, Valencia y Bilbao) el 9 de noviembre de 1998: allí estuvo toda la intelligentzia musical del país (Sabina, Victor Manuel, Lucrecia, Serrat, Ana Belén... y hasta el cantaor de flamenco Rancapino), pero nadie parecía haberse acordado de quien llevaba años reivindicando a José Alfredo como una de las cumbres de la música popular en castellano. El problema venía de que Enrique grababa con DRO, y este sello no tenía nada que ver con el proyecto. Pero él seguía sin poder entenderlo: sabía que muchos de los que iban a participar en el concierto conocían a José Alfredo Jiménez principalmente a través de él, y le parecía una gran injusticia haber sido ninguneado de esa forma. Precisamente a él, que ya había grabado varias versiones del autor mejicano en sus anteriores discos con Los Problemas ("Ojalá que te vaya bonito", "Amanecí otra vez"...)

"Esto no puede ser verdad. -decía- O sea, ¿van a estar ahí tocando todos esos y yo no puedo estar, que soy el que de verdad flipo con José Alfredo?"

Su devoción por José Alfredo era, desde luego, incontestable y así lo había dejado demostrado en las versiones que había hecho del mejicano. "De un mundo raro" es, probablemente, una de las mejores letras jamás escritas en castellano. Enrique la había incluido en su primer disco con Los Problemas ("Enrique Urquijo y Los Problemas", 1993)



De todos modos, la canción es tan buena que no me resisto a incluir otras versiones. La primera (y obligada) es la del propio autor, José Alfredo Jiménez:


Como es sabido, una gran parte del repertorio de José Alfredo fue inmortalizado por Chavela Vargas, que tiene también una versión de esta canción:


Otra versión exquisita es la de Joan Manuel Serrat (que era además uno de los dos o tres artistas preferidos de Enrique):




Cuando te hablen de amor y de ilusiones

y te ofrezcan un sol y un cielo entero
si te acuerdas de mí, no me menciones
porque vas a sentir amor del bueno.

Y si quieren saber de tu pasado
,
es preciso decir una mentira,
dí que vienes de allá de un mundo raro,

que no sabes llorar, que no entiendes de amor

y que nunca has amado.


Porque yo a donde voy,
hablaré de tu amor
como un sueño dorado
y, olvidando el rencor,
no diré que tu adiós
me volvio desgraciado.

Y si quieren saber de mi pasado,

es preciso decir otra mentira,

les diré que llegué de un mundo raro,

que no sé del dolor, que triunfé en el amor

y que nunca he llorado.


domingo, 26 de agosto de 2007

Agárrate a mí, María


El nacimiento de su hija María (1994) supuso para Enrique un hálito de esperanza, y una razón de peso para intentar cambiar su estilo de vida y superar las viejas adicciones. Esta canción que le dedicó (y que fue incluida en el recopilatorio "La historia de Los secretos" y publicada luego como single en 1996) ilustra perfectamente que en la relación paterno-filial, Enrique buscaba sobre todo protección y amparo y una referencia a la que poder agarrarse, y que estaba lejos de ofrecer eso mismo, tal y como se espera de un padre hacia su hija. Aunque, por supuesto, tiene otras lecturas (hay quien ve la canción como una apología de la marihuana, a la que Enrique era tan aficionado).

A mi modo de ver, la versión que Antonio Vega, de sonido puramente acústico, realizó para el recopilatorio de homenaje "A tu lado" (2000) supera incluso la del propio Enrique, por su tono angustiado, con el ritmo más lento y la voz siempre a punto de quebrarse. Una tercera versión de la canción (en versión ranchera) aparece en el pirata registrado en un concierto de la Cadena 100, y Enrique la interpreta ya con Los Problemas.

Versión Los Secretos:


Versión Antonio Vega:


Versión ranchera (Los Problemas)













Estoy metido en un lío
y no sé como voy a salir...
Me buscan unos amigos
por algo que no cumplí.
Te juré que había cambiado
y otra vez te mentí:
Estoy como antes colgado
y por eso vine a ti.

Abrázame fuerte a mí, María...
Agárrate fuerte a mí...
que esta noche es la más fría
y no consigo dormir.

Agárrate fuerte a mí, María...
Agárrate fuerte a mí...
que tengo miedo
y no tengo donde ir.

Mañana, cuando despiertes,
estaré lejos. En fin,
no creo que pase nada,
de otras peores salí.

Si acaso no vuelvo a verte
olvida que te hice sufrir:
No quiero, si desaparezco,
que nadie recuerde quien fui.

Agárrate fuerte a mí, María...
Agárrate fuerte a mí...
que esta noche es la más fría
y no consigo dormir.

Agárrate fuerte a mí, María...
Agárrate fuerte a mí...
que tengo miedo
y no tengo donde ir.

Agárrate fuerte a mí, María
Y no llores más por mí
Volveré a por ti algún día
y escaparemos de aquí

Agárrate fuerte a mi, María
Agárrate fuerte a mí
que tengo miedo
y no tengo donde ir.